domingo, 10 de enero de 2016

DELIRIOS DE UN SOÑADOR INSOMNE


Después de haberle dado vueltas y más vueltas a lo largo de qué…? Seis, siete meses? Me he dado cuenta de que en este mundo miserable, las personas nos afanamos en levantar muros altos y gruesos que nos separen, haciendo así infranqueable el trecho que nos separa las pieles del alma: las clases sociales, el color de la piel, las religiones, el sexo, la orientación sexual, el país de origen, las rivalidades políticas o el número de dígitos de la cuenta bancaria, entre muchos otros.
En mi mundo, atestado de dualidades, tan solo existen dos elementos diferenciadores: a un lado están aquellas personas a las que nunca olvido y al otro, las que ya no me recuerdan. Con más frecuencia de la deseada, la misma persona habita ambas trincheras.

Estás tú y todas las demás.
Te veo desde mi trinchera, nos separa tierra de nadie.

Lamentablemente, no estás donde yo estoy. Aunque a decir verdad, si lo estás. No compartes mis eternos desvelos. O tal vez sí? Se comenta por aquí que podrían ser tus pensamientos los detonantes de mis noches en blanco. No me deseas como yo lo hago, no sabrías hacerlo. No sientes lo que yo siento, pero me encantaría que sí lo hicieras. Estás fuera de mi alcance, habitas la trinchera contraria. Estoy casi seguro de que nunca volveré a escuchar el aterciopelado tono de tu voz, que nunca llegaré a acariciarte entre los sedosos pliegues de tu alma. Sé que nunca nada será como en mis sueños, y has de saber que no lo lamento, porque dicen que la realidad siempre supera a la ficción.

Bienvenida, pues, a mi guarida. Aquí encontrarás pedacitos de mi alma y muchas lágrimas. Espero que entre los destellos de unos y los reflejos de otras, halles respuesta a tus menguadas preguntas.


Cae la noche sobre otro día denso,
la almohada me observa con recelo.
Morfeo me mira y se hace el sueco.
Ya todos duermen, pero yo sigo despierto.

Me persigue tu recuerdo si no duermo
y en penumbra espero a que puebles mis sueños.
Te siento en la oscuridad mas no te veo.
Desearía tenerte a mi lado, incluso despierto.

Lucho con mis quebrantos cual Quijote soñoliento,
no me enfrento a molinos, sino a mi cerebro macilento.
Podrías ser mi Dulcinea si llegaras a quererlo,
mas me ignoras, me desprecias como a un puerco.

Te veo a lo lejos y siento que muero,
porque te alejas sin disimulo si me acerco,
o apartas la mirada si te observo.
Me torturas sin miramientos.

Eres como la arena fina del desierto,
acurrucada al abrigo de un recuerdo.
Te me escurres entre los dedos,
e indiferente, te alejas en pos del viento.

Mi mundo gira y tú giras en sentido opuesto.
Siento que se me va la vida sin tu afecto,
Me esfuerzo cada día por seguir cuerdo,
y no me lo pones fácil pero sigo en mi puesto.

Mi mente embotada rebosa tu recuerdo,
lo exuda por cada poro de mi cuerpo.
Cuando el vaho de tu alma empaña mi espejo,
en las calles se forman charcos con tu reflejo.

El tiempo vuela aunque nos creamos sus dueños,
sin más quehaceres que inventar tus besos.
No te veo en años, tan solo en sueños,
será por eso que te siento tan lejos.

Es posible que me odies en secreto
sin motivo aparente para tanto recelo.
Lo pienso cada noche en mi lecho.
Lo siento cada amanecer en mi pecho.

Con muchos de mis miedos plasmados en cuentos
y sin nada que ofrecerte más que complejos,
soy un soñador insomne que suspira por tus huesos.
¿Real realidad o producto de mis sesos?

Un tímido resplandor se extiende en el cielo,
es el nuevo día que espero mas no deseo,
si entre sueños y desvelos tu ausencia es mi veneno.
Amanece que no es poco y yo aún despierto.
  


Tan valiente y tan cobarde mi canción
que siempre llega tarde para pedirte perdón
con esta pobre y vana pretensión
de pagarte con palabras las deudas del corazón.


Bolígrafo sobre papel
140x650
2015