jueves, 10 de septiembre de 2009

SOLEDAD

Alguna vez os habéis sentido solos?
Alguna vez os habéis sentido perdidos, en este mundo de locos?
Alguna vez os habéis planteado vuestra propia existencia?
Seguro que si!

En esta sociedad globalizada en que nos ha tocado vivir, todos hemos pasado por esto en algún momento de nuestras vacías e insípidas vidas. O a lo mejor no!

Dicen los expertos que la soledad es buena porque permite conocerse a uno mismo, y así poder crecer como persona.
Sin embargo esta mal visto socialmente, y en la actualidad se considera una de las grandes lacras de las últimas generaciones.

La sociedad esta pensada para parejas y grupos de borregos, clonados a su vez de otros borregos. Todo está organizado en sendas prefabricadas, que debemos seguir para ser aceptados y así sentirnos parte del rebaño. Ya que fuera de este, no somos nada. Es como una hormiga fuera del hormiguero. Algo tan insignificante, que nadie repara en su presencia.

El caso es que llegados a este punto, el borrego solitario, se siente mal por serlo.

El día a día al margen de la senda es posible, sin necesidad de convertirse en el abuelo de Heidi. Pero es muy duro ver como el mundo gira a tu alrededor y sentirse excluido de todo lo que te rodea.
Y por eso creo que, al final, todos nos sentimos forzados a unirnos al rebaño, en busca esa falsa felicidad que nos venden hasta con el papel higiénico. Pero que en solitario parece que no tiene la misma textura aterciopelada.

Aún que eso no nos garantiza dejar de sentir el aliento de la soledad en la nuca, pero si una sensación especialmente desagradable.
Sentirse fuera de lugar, solo entre una multitud es casi peor que ver las sendas desde fuera.

Y como considero que el manejo de la palabra no es uno de mis fuertes, os dejo con la
canción de un zaragozano cuyo nombre me niego a pronunciar, que os hará pensar un poco más en el tema.

Espero que lo disfrutéis en “SOLEDAD”.

Hoy no ha salido el sol. O si, no lo sé.
Creo que me he despertado esta mañana, pero no estoy seguro.
Puede que todo esto, aun sea un sueño.

Abrí los ojos y todo había desaparecido. Mi habitación. Mi casa. Mi familia. Calles, coches, parques, montañas, ríos… todo! Hasta las nubes se habían ido, llevándose consigo el azul del cielo. Ya no había colores, ni olores. No sentía frío, ni calor, ni dolor, ni hambre… ni miedo! Nada!
Solo un fuerte vacío interior.
Era como, como si… como si me hubiese abandonado el alma. Mi alma!

Se dice que solo pesa 21 gramos, pero no debe ser cierto porque yo siento como si me hubiesen vaciado por completo.

Ahora si, ya no tengo nada que perder.
Sin mi alma, no soy nada.
No soy nadie!



320X500mm
Grafito y l. acuarelable sobre cartulina.

2009